Lo simple también es invisible a los ojos
- Sebastián Moreira
- Apr 30, 2022
- 3 min read
Updated: Aug 24, 2022
San Vicente de Ciudad Quesada es uno de los pueblos más antiguos de San Carlos. Se encuentra a 7 kms del centro del cantón (sus aproximadamente 800 metros de altitud de diferencia con la ciudad hace que parezca un lugar más lejano). Esa sensación de distancia del resto del mundo también se podría atribuir a la forma tan diferente de vivir que se percibe y que nos conecta con una cualidad de la vida y los negocios que nos hace muy felices; pero que perdemos con facilidad: la simplicidad.
De acuerdo con el psicólogo Barry Schwartz, la paradoja de elegir (choice paradox) nos plantea que tenemos tantas opciones que nos abrumamos (choice overload) lo que resulta en peores decisiones. Aunque la paradoja de Schwartz se escribió pensando en compras, se puede extrapolar a otros ámbitos de nuestras vidas; pues en la era de la información contamos con acceso a cientos de opciones para cada decisión que tomamos (basta con que abramos google) y esa sobrecarga de información nos desvía de lo simple. Cuando uno viaja a un pueblo como San Vicente; recuerda que se puede vivir con menos y que se puede vivir no solo bien... mejor. La ausencia de algunas facilidades permite que podamos hacer algo que pocas veces nos damos la oportunidad: NADA. Hay una frase Italiana "dolce far niente" (dulce hacer nada) que habla sobre la dulzura de esos espacios de conexión con uno mismo. Siglos atrás el mismo Aristóteles hablaba del Ocio Creativo (384-322 AC) "el ocio era una de las puertas de acceso a la felicidad, considerada el fin último en la vida. Se trata de un ocio que busca incansablemente el “despertar espiritual” y NO a encontrar la manera de “aumentar y potenciar la productividad” laboral". Hacer nada está infravalorado porque en realidad hacemos mucho en ese estado: recargamos energía, nos despejamos, pensamos, meditamos, etc. Como es mal visto, siempre estamos buscando hacer algo, aunque nos canse o no nos agregue valor (hay datos que demuestran que jornadas más cortas contribuyen a la productividad). Sería visto de la misma forma una persona que sale de la oficina a fumar que una persona que sale de la oficina a solo estar ahí unos minutos? "Haciendo nada"?
En San Vicente el tiempo parece que se detuvo pero no porque tengan algún rezago sino porque ellos lo controlan a su antojo. Por ejemplo la mayoría de restaurantes abren de jueves a domingo (ya ellos aplican la jornada 4-3). Podrían abrir de lunes a domingo? Probablemente no hace sentido porque los turistas llegan el fin de semana, pero si quisieran podrían haber buscado tour operadores que con sus viajes compensen esos días; entonces al final es una decisión sobre como quieren usar su tiempo. Podrían ganar más dinero si llegaran más turistas de lunes a miércoles? Seguramente si, pero para qué lo necesitan si ya viven en casas que cualquier millonario desearía por estar rodeados de naturaleza y con vistas impresionantes como la de la foto de este artículo.
El uso apropiado del tiempo se convirtió en un problema más grande durante el COVID pues muchas empresas migraron a una virtualidad "inmadura" experimentando con ello un exceso de reuniones, la mayoría de ellas para temas que antes no requerían ese espacio. Este comportamiento es muy común en muchos ámbitos de la historia del ser humano según Yuval Noah Harari que en su libro Sapiens lo llama la trampa de los lujos: facilidades creadas para ahorrar tiempo que tienden a convertirse en obligaciones y generan nuevas necesidades lo cual paradójicamente lejos de ahorrarnos tiempo, nos lo quita. Piensen por ejemplo en como el internet nos debía ahorrar tiempo para que un correo le llegara en segundos a una persona y no en días de transporte a caballo. Paradójicamente ahora tenemos más correos de los que podemos leer en un día, agrega Yuval en su libro.
La simplicidad es entonces una elección y como en toda decisión hay implícito una renuncia. Todos los días elegimos cosas que buscan generarnos comodidad pero que pueden quitar simplicidad si a largo plazo no sabemos cuando detenernos, cuando es suficiente. Podemos siempre querer la casa más grande, o el carro más nuevo o nuevas formas de entretenimiento, pero existe un punto de inflexión en el nivel de felicidad que me dan esas elecciones. La simplicidad vive en algún lugar alrededor de ese punto.







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