Memento mori
- Sebastián Moreira
- Jun 13, 2023
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En la antigua Roma, los Cónsules vencedores de campañas de alto valor económico y estratégico, entraban a Roma victoriosos en un desfile que se llamaba “triunfo”. El mismo debía ser aprobado previamente por el Senado de Roma. El triunfo era encabezado por el mismo Senado como señal que en Roma nadie era más importante que ellos, ni siquiera un héroe. Al Cónsul el triunfo le significaba un gran poder político y el Senado no quería dar pie a volver a un sistema monárquico. Pero además; el Cónsul era siempre acompañado en la carroza por un esclavo que repetía una y otra vez: memento mori (recuerda que vas a morir) para recordarle que era solo un mortal que había triunfado en nombre del Senado, los dioses y el pueblo de Roma.
Independientemente de si era efectivo o no (imagino que los cónsules vencedores no necesariamente escuchaban al esclavo) me gusta pensar que cuando se les ocurrió esta idea, los líderes romanos estaban de alguna manera influenciados por los filósofos griegos (a pesar que en ese momento lo hubieran negado) y particularmente de algo que dijera Platon: el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente.
La frase “memento mori” es casi un estandarte del estoicismo que proclama “libertad y tranquilidad siendo indiferente a las comodidades materiales”.
En la vida personal y profesional hay altos y bajos, pero todo pasa. La humildad es clave para alcanzar felicidad en el sube y baja de momentos, sobre todo cuando estamos en los puntos altos, ahí es cuando es más importante decirnos: “memento mori”







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